Meta está en el centro de una controversia sobre un proyecto de investigación impulsado por IA para la captura de CO₂. La acusación: la empresa ha utilizado datos de materiales defectuosos y, por lo tanto, ha generado falsas expectativas sobre avances tecnológicos. Según químicos de la Universidad Heriot-Watt y la ETH de Lausana, los cálculos de Meta contenían materiales que o bien no existen o bien sobreestiman masivamente el comportamiento de enlace del CO₂.
„Was Meta geliefert hat, ist rechnerisch beeindruckend – aber chemisch oft sinnfrei“, kritisierte Berend Smit, Professor für Chemieingenieurwesen an der EPFL. De las 135 sustancias calificadas como prometedoras, ninguna mostró la afinidad con CO₂ que se pronosticó. Algunas estructuras son químicamente inestables o incluso irreales.
Meta publicó el año pasado un conjunto de datos en colaboración con el Instituto de Tecnología de Georgia, basado en alrededor de 40 millones de simulaciones cuánticas. El objetivo era identificar posibles llamadas estructuras metal-orgánicas (MOFs) mediante aprendizaje automático, materiales que podrían filtrar selectivamente el CO₂ del aire.
La potencia de cálculo subyacente superó con creces lo que pueden manejar los laboratorios académicos. Meta calificó el proyecto como un "avance" que condujo al desarrollo de un modelo de IA que puede predecir materiales afinados al CO₂ en fracciones de segundo. Los descubrimientos fueron publicados en una revista científica de la American Chemical Society.
Sin embargo, los científicos que querían reproducir los resultados de Meta descubrieron inconsistencias significativas. Una debilidad central: el uso de un conjunto de datos de referencia química obsoleto con descripciones de elementos incorrectas. Además, el modelo de aprendizaje automático es inadecuado para la evaluación práctica de materiales, según los críticos.
Meta se defendió: El objetivo no era identificar materiales nuevos de manera definitiva, sino demostrar la metodología para cribados de alto rendimiento. Los datos publicados estaban "pensados como punto de partida para futuras investigaciones". Se había señalado explícitamente posibles inestabilidades.
El debate toca un punto sensible. Mientras empresas como Microsoft y Meta invierten miles de millones en la eliminación de carbono, los proveedores de tecnología luchan con la realidad económica. Así, Climeworks – una empresa líder en captura directa de aire – anunció recientemente recortes de personal, a pesar de haber recaudado más de 1.000 millones de dólares en capital propio.
Científicos como Susana García de la Universidad Heriot-Watt ven de todos modos un beneficio en la iniciativa de Meta: "Al revelar Meta todo, otros investigadores pudieron identificar debilidades y desarrollar mejores herramientas". Sin embargo, permanece la crítica: la investigación con influencia global necesita más que solo potencia de cálculo, necesita validez.