Más de 350 entidades jurídicas en Liechtenstein están actualmente bajo observación reguladora, muchas de ellas sin una dirección operativa. El trasfondo es una ola de dimisiones en los órganos de dirección de fideicomisos y fundaciones, provocada por sanciones estadounidenses contra clientes rusos adinerados. Según el gobierno, hasta 800 llamados "fideicomisos zombi" podrían estar afectados, formalmente existentes pero operativamente paralizados.

La crisis comenzó en otoño de 2023, cuando la Autoridad del Mercado Financiero de Liechtenstein (FMA) anunció una política de tolerancia cero hacia los requisitos de sanciones de EE.UU. Aunque las personas afectadas a menudo no están en listas de sanciones, incluso las conexiones más remotas con Rusia se consideran desde entonces de alto riesgo. La FMA instó a los fideicomisarios a finalizar de inmediato los mandatos con clientes expuestos, una recomendación que muchos siguieron.

El resultado: Cientos de estructuras cuyos consejos de administración renunciaron sin que se pudieran encontrar nuevos. Según abogados en Vaduz, el problema también afecta a entidades con sede en Dubái, el sur de Francia o Italia; a menudo, lo decisivo es solo un pasaporte ruso en segundo plano.

Las autoridades estadounidenses ya habían advertido a Liechtenstein en 2023 que los intermediarios financieros no sancionados con vínculos con Rusia podrían caer bajo las llamadas sanciones secundarias. El gobierno reaccionó con un "comité directivo" para mitigar el impacto en el sistema de fideicomisos. Representantes de la justicia, la economía y el Ministerio de Finanzas deben elaborar soluciones concretas.

El Ministerio de Justicia confirmó que 85 de estas unidades se consideran "huérfanas", ya que no se pudieron encontrar liquidadores. Otras 40 están en los primeros procedimientos de disolución, sin avances significativos. La cifra oculta podría ser mucho mayor.

La falta de transparencia de muchas estructuras dificulta una evaluación precisa del patrimonio vinculado. Los abogados hablan de fideicomisos individuales con depósitos en efectivo a partir de 5 millones de dólares, hasta complejas estructuras multimillonarias que gestionan yates, aviones o propiedades inmobiliarias.

Mientras el gobierno busca una solución, aumenta la presión de ambos lados: de los EE.UU. por la aplicación de sanciones, y de Rusia, que posiblemente considere contramedidas. "Es un acto de equilibrio sin precedentes", dice Johannes Gasser, socio de la firma Gasser Partner. También diputados como Thomas Vogt advierten sobre un daño reputacional permanente para el centro financiero.

El Departamento del Tesoro de EE. UU. ha confirmado su estrecha colaboración con Vaduz. Se intercambian regularmente información sobre sanciones y prevención del lavado de dinero. Sin embargo, hasta que se encuentre una solución, una gran parte de las estructuras fiduciarias de Liechtenstein permanecen en tierra de nadie legal.