Ein seit Jahren schwelender Rechtsstreit um angeblich entwertete Privilegien erreicht diese Woche den Gerichtssaal: Am Montag beginnt in Chicago der Prozess gegen die CME Group, eingereicht von ehemaligen Parketthändlern, die sich um ihre einst teuren Mitgliedsrechte betrogen sehen. Sie fordern rund zwei Milliarden US-Dollar Schadenersatz zuzüglich Zinsen.
En el centro de la disputa se encuentra la transformación de la Chicago Mercantile Exchange de una organización cooperativa a una empresa con fines de lucro en el año 2000, un paso que debería haber asegurado a los miembros el acceso a "derechos y privilegios de piso" en forma de las llamadas acciones B. Sin embargo, con la apertura de un centro de comercio electrónico en el suburbio de Aurora en el año 2010, según los demandantes, este derecho ha sido de facto devaluado.
La construcción del centro de datos Aurora marcó la transición a la era del comercio de alta frecuencia: solo aquellos que estaban presentes allí con sus propios servidores podían participar en la nueva realidad del trading electrónico. Esta posibilidad fue negada a los propietarios de antiguas acciones B, lo que desde la perspectiva de los demandantes representa una clara ruptura del contrato original. "Una ruptura fundamental de la confianza", se dice en sus escritos.
Die CME hingegen verweist auf die formale Rechtslage: Die Zusicherung habe sich ausschließlich auf offene Parketthandelsflächen bezogen, nicht auf digitale Infrastrukturen. Außerdem hätten viele der damaligen Mitglieder neben den B- auch A-Aktien erhalten – deren Wert sich seitdem mehr als verdoppelt habe. Ein Sprecher lehnte eine Stellungnahme zum laufenden Verfahren ab.
La evolución de los precios de las acciones B habla otro idioma: entre enero de 2008 y mayo de este año, su valor disminuyó de 1,6 millones a 875.000 dólares, mientras que las acciones A de CME aumentaron considerablemente. Los demandantes ven en esto un claro indicio de la desvalorización económica de sus derechos originales.
Para algunos, la compra de una membresía de la CME fue un paso existencial. Así describe el demandante Gerald Petrow, un ex comerciante de soja, en una declaración jurada su membresía en el Chicago Board of Trade como un cambio generacional, un ascenso desde condiciones humildes. Esperaba un valor duradero para hijos y nietos.
La demanda se presentó en 2014 y se prolongó durante una década, tanto que uno de los demandantes originales ya ha fallecido. La próxima decisión del jurado podría tener consecuencias de gran alcance para cientos de antiguos miembros afectados. Terrence Duffy, CEO de CME, quien ya ha sido citado a declarar, se muestra confiado en la victoria: "Estamos en una posición fuerte", declaró recientemente en la asamblea general de mayo.