El fabricante europeo de aviones Airbus ha retrasado el calendario para la introducción de un avión propulsado por hidrógeno, atenuando así las esperanzas de la industria de una aviación climáticamente neutra. El lanzamiento al mercado, originalmente previsto para 2035, se retrasa al menos de cinco a diez años.

La decisión se comunicó a los empleados el jueves, después de que a principios de la semana las aerolíneas europeas ya habían reducido sus expectativas sobre la contribución del hidrógeno a la descarbonización. Airbus no se pronunció directamente sobre la evaluación de los sindicatos franceses, pero confirmó que el avión se esperaba "después de 2035".

Todavía el martes, Airbus había declarado al Financial Times que "2035 sigue siendo el objetivo". El viernes, la empresa relativizó esta declaración y justificó el retraso con la falta de condiciones de infraestructura para aviones de hidrógeno.

„El desarrollo de un ecosistema de hidrógeno, incluida la infraestructura, producción, distribución y condiciones regulatorias, es un desafío enorme que requiere colaboración e inversiones globales“, declaró Airbus. Los avances en estas áreas clave son más lentos de lo esperado.

El retraso va acompañado de recortes presupuestarios: Según información sindical, Airbus planea reducir el presupuesto para sus iniciativas de hidrógeno en un 25 por ciento. Además, se cancelará el proyecto de prueba de celdas de combustible de hidrógeno en un A380-Superjumbo modificado.

Hasta ahora, Airbus era considerado claramente más optimista que su competidor estadounidense Boeing en cuanto al potencial del hidrógeno para reducir las emisiones de CO₂ en el tráfico aéreo. Desde 2020, la empresa ha estado trabajando en varios conceptos para aviones sin emisiones.

Las asociaciones industriales han revisado significativamente a la baja sus expectativas sobre el hidrógeno. Según una hoja de ruta publicada el martes, ahora consideran que los aviones de hidrógeno solo representarán el 6 por ciento de la reducción neta de emisiones para 2050, cuando originalmente se había pronosticado un 20 por ciento.

En su lugar, la industria de la aviación apuesta cada vez más por los Combustibles de Aviación Sostenibles (SAF). Estos combustibles alternativos, elaborados a partir de plantas, aceites residuales u otras materias primas no fósiles, pueden reducir las emisiones de CO₂ hasta en un 70 por ciento. Sin embargo, actualmente los SAF son considerablemente más caros y solo están disponibles en cantidades limitadas.

El CEO de Airbus, Guillaume Faury, ya destacó en enero los desafíos de la estrategia del hidrógeno: "Un solo avión no es suficiente si no hay infraestructura y si el hidrógeno no está disponible a la hora adecuada, en el lugar adecuado, en la cantidad adecuada y al precio adecuado.