Con el mayor proyecto mundial de captura y almacenamiento de carbono (CCS) a escala industrial, Noruega ha dado el siguiente paso en su estrategia de descarbonización. Este mes, el fabricante de cemento Heidelberg Materials entregó por primera vez CO₂ en barco desde su planta en Brevik, al sur de Noruega. En agosto, el consorcio Northern Lights, compuesto por Equinor, Shell y TotalEnergies, prevé inyectar el gas de efecto invernadero en depósitos geológicos bajo el Mar del Norte.
El proyecto "Longship" cuesta en la fase inicial alrededor de 34 mil millones de coronas noruegas (aproximadamente 3,4 mil millones de dólares estadounidenses), de los cuales el Estado noruego cubrirá más de dos tercios con 22 mil millones de coronas. Se pretende almacenar hasta cinco millones de toneladas de CO₂ bajo el lecho marino, una fracción de los más de 2,5 mil millones de toneladas que la industria mundial del cemento genera anualmente.
El director general de Heidelberg, Dominik von Achten, subrayó que el proyecto no habría sido posible sin el apoyo estatal. Aunque se planea el lanzamiento al mercado del producto a base de cemento, pero más respetuoso con el clima, "evoZero", solo se puede implementar con un recargo ("Green Premium"), cuyo monto sigue siendo incierto. Incluso se ha considerado dejar de comercializar el producto como cemento.
En la instalación de Brevik se deben capturar anualmente 400.000 toneladas de CO₂. A partir de 2029 se añadirá una planta de incineración de desechos en Oslo, que contribuirá con otras 350.000 toneladas. El martes, el gobierno de Noruega aprobó la segunda fase de expansión del proyecto, que aumentará la capacidad de almacenamiento de 1,5 a 5 millones de toneladas por año.
El ministro de Energía, Terje Aasland, dijo al comienzo: "La transformación verde no es fácil, pero es posible". La industria necesita inicialmente un apoyo masivo, pero a largo plazo un alto precio del CO₂ en el comercio de emisiones de la UE podría garantizar la viabilidad económica, posiblemente en 10 a 15 años.
Mientras que Noruega, como rico país exportador de petróleo y con el mayor fondo soberano del mundo, puede financiar tales proyectos, a otros países a menudo les falta la capacidad fiscal. En Suiza, el ministro de Energía Albert Rösti declaró que el CCS es "demasiado caro" y una última opción en el plan climático. Sin embargo, elogió la iniciativa de Noruega: "Ya no es teoría, Noruega actúa.
La UE espera ahora que Equinor y sus socios desarrollen gasoductos de CO₂ transfronterizos para transportar emisiones de instalaciones industriales de Europa continental al Mar del Norte de manera económica en el futuro. Recientemente, Europa se había quedado atrás en tecnologías clave verdes, como en el caso de las baterías. Un ejemplo destacado: la bancarrota de Northvolt en Suecia.