El director de Airbus, Michael Schoellhorn, advierte sobre el fracaso del proyecto de defensa europeo FCAS si la disputa continua con el socio francés Dassault Aviation no se resuelve antes de fin de año. Se trata de la próxima fase del proyecto: la construcción de un primer demostrador para el avión de combate del futuro, en la que la discordia sobre roles de liderazgo y facultades de decisión amenaza con bloquear la iniciativa multimillonaria.
Sera muy difícil si el lado francés quiere cambiar todo el modelo de gobernanza", dijo Schoellhorn al margen del Salón Aeronáutico de París. Su crítica se dirige especialmente contra la exigencia del CEO de Dassault, Éric Trappier, quien se opone cada vez más al principio de "una nación, un voto". Trappier argumenta que Francia, como nación líder, no debe ser superada en votos por Alemania y España, una circunstancia que, según él, impide decisiones eficientes.
La disputa gira en torno al mayor proyecto de armamento de Europa: el Future Combat Air System (FCAS) debería reemplazar a mediados de la década de 2040 al Eurofighter, Tornado y Rafale. No solo se desarrollará un nuevo avión de combate, sino todo un sistema compuesto por aviones tripulados, drones y comunicación en red. Alemania, Francia y España lanzaron el proyecto conjuntamente en 2017 para fortalecer la autonomía de defensa europea.
Sin embargo, el proyecto está lastrado por rivalidades internas. Durante años ha habido disputas entre Airbus, que representa el lado alemán, y Dassault, el socio francés, sobre el acceso a la tecnología, los roles de liderazgo y la distribución de áreas críticas de desarrollo. España también está involucrada a través de Indra Sistemas.
Schoellhorn ve que se ha alcanzado el punto en el que un acuerdo puramente industrial ya no es suficiente. "Se necesita un entendimiento político e industrial de que lo que acordamos una vez sigue siendo válido", enfatizó. Airbus renunció deliberadamente a la probada asociación con BAE Systems y Leonardo, para crear junto con Dassault un proyecto futuro franco-alemán. "La clave del éxito ahora está en París.
Trappier insiste nuevamente en la experiencia superior de su empresa: las ventas del Rafale en los últimos años han demostrado que Dassault, como fabricante experimentado de aviones de combate, debe reclamar significativamente más de un tercio de la carga de trabajo para poder liderar efectivamente. Airbus responde citando 50 años de exitosa cooperación en Tornado y Eurofighter.
Presión adicional viene del exterior: El programa Global Combat Air de BAE Systems, Leonardo y Mitsubishi Heavy Industries pretende lanzar su propio avión de combate de alta gama para 2035. Europa corre el riesgo de quedarse atrás si FCAS no se concreta pronto.