Unilever se enfrenta a una escalada legal con su filial Ben & Jerry's. El fabricante de helados de Vermont demanda al consorcio de bienes de consumo británico, ya que supuestamente destituyó unilateralmente al CEO David Stever, un paso que, según la demanda, viola el acuerdo de adquisición de hace 25 años. El núcleo del conflicto: Ben & Jerry's insiste en el derecho garantizado por contrato de poder expresarse políticamente, como recientemente sobre la guerra en Gaza.
La disputa tiene sus raíces en un contrato inusual: cuando Unilever adquirió Ben & Jerry’s en el año 2000, se llegó a un acuerdo que aseguraba a la marca una amplia independencia en asuntos sociales y políticos. Aunque el control operativo y financiero recae en Unilever, la llamada Junta Independiente de Ben & Jerry’s vela hasta hoy por la "Misión Social" y no tiene fecha de caducidad.
Esta construcción se convierte ahora en una hipoteca, ya que Unilever planea escindir su división de helados con marcas como Magnum y Ben & Jerry’s en 2024, incluyendo una oferta pública inicial separada con cotización primaria en Ámsterdam. El nuevo propietario tomaría así una empresa cuyas decisiones de gestión más importantes no pueden ser controladas únicamente por los accionistas.
Anuradha Mittal, presidenta de la junta independiente de Ben & Jerry’s, defendió las acciones de la marca. El compromiso con la paz ha sido "parte del ADN de la empresa durante 50 años", dijo. Sin embargo, Unilever considera la postura de Mittal una radicalización política, especialmente desde el retiro de los territorios palestinos ocupados en 2021 y la solicitud de un alto al fuego permanente en enero de 2024.
Internos sospechan que el influyente inversor Nelson Peltz, miembro del consejo de administración de Unilever desde 2022, está ejerciendo presión sobre la empresa. Peltz presiona por mayores rendimientos, mientras que la estrategia de "Marcas con Propósito" de Unilever ha perdido relevancia recientemente. El despido del CEO Hein Schumacher en febrero subraya el aumento de la nerviosidad.
Unilever, por su parte, señala la responsabilidad operativa, como la producción, logística y distribución. Sin embargo, en un paisaje de marcas cada vez más politizado, es difícil separar cuestiones económicas y de imagen. El control sobre contenidos en envases de helados o campañas políticas no es trivial cuando afectan cadenas de suministro globales o ofertas públicas iniciales.
Desde el punto de vista legal, el acuerdo original sigue siendo vinculante. Una terminación o modificación de las cláusulas parece improbable dada la postura intransigente de la junta de Ben & Jerry's. Por lo tanto, los inversionistas del spin-off planificado de helados deben prepararse para una empresa que seguirá siendo dualmente gestionada, con un potencial de conflicto abierto.