El martes, Citigroup eliminó sorpresivamente una política ESG central que regulaba sus relaciones comerciales con vendedores de armas desde 2018. El paso señala un cambio de rumbo del banco de Wall Street y ocurre en el contexto de una creciente presión política del entorno del ex presidente Donald Trump.

En el futuro, Citi no impondrá más restricciones a los clientes que vendan armas a personas menores de 21 años o sin verificaciones de antecedentes aprobadas, prácticas que la institución había excluido explícitamente después de la masacre escolar en Parkland, Florida, con 17 muertos. En ese momento, se afirmó que "como empresa, uno debe asumir la responsabilidad cuando la sociedad exige un cambio".

Al mismo tiempo, Citi cambió su código de conducta y declaró explícitamente que no discriminan por afiliación política. Esta formulación se incluyó recientemente, en respuesta a las acusaciones de círculos cercanos a Trump de que los bancos estadounidenses excluyen sistemáticamente a los clientes conservadores. El propio Trump había anunciado que revisaría todas las medidas sobre armas introducidas durante el gobierno de Biden.

Ya en 2018, el entonces CEO Mike Corbat defendió la política de armas como un "equilibrio entre los derechos de los propietarios responsables de armas y la protección de la sociedad". La regulación excluyó la venta de Bump Stocks y cargadores de alta capacidad y fue comunicada por Citi como parte de una "gestión responsable del riesgo".

Ahora, el banco argumenta que muchos minoristas han adoptado voluntariamente los estándares, y espera que los legisladores y las comunidades continúen buscando maneras de prevenir la violencia armada. Sin embargo, Citi subrayó al mismo tiempo que la regulación no se refería a la fabricación de armas, un punto que al parecer se utilizó estratégicamente para la retractación.

Con el cambio de estrategia, Citi también señala un cálculo regulatorio: en la justificación se hace referencia a nuevos desarrollos regulatorios, órdenes ejecutivas y leyes federales que supuestamente generaron dudas sobre un "acceso justo a los servicios bancarios".

Citi se une así a un número creciente de empresas que, en contraposición a iniciativas ESG anteriores, se retiran cada vez más de los debates sociopolíticos.