Was als Bündnis mit beiderseitigem Vorteil begann, droht nun an persönlichem Zwist zu scheitern. Nach der scharfen Auseinandersetzung zwischen Donald Trump und Elon Musk, ausgelöst durch Unstimmigkeiten über das Steuergesetz des Präsidenten, suchen konservative Kreise wie Tech-Investoren und Republikaner nach einem Ausweg – bislang ohne Erfolg.
Texas-Senador Ted Cruz, testigo de los ataques verbales de Trump en el Despacho Oval, lo resumió: "Esto es desafortunado. Esperamos una reconciliación." También el multimillonario de fondos de cobertura Bill Ackman pidió públicamente una reconciliación - Musk se mostró receptivo. Sin embargo, Trump se mantuvo frío: "No pienso en Elon".
Mientras la Casa Blanca desmentía rumores sobre una conversación de paz, Trump declaró a través de CNN que planea vender su Tesla, una señal clara. Esto pone en jaque al "Departamento de Eficiencia Gubernamental" apoyado por la élite tecnológica. Inversores como Tim Draper advirtieron: "No tirar el niño con el agua del baño.
En particular, la resistencia a los planes fiscales de Trump ha cambiado el ánimo en la industria. Las críticas también vinieron de Jon McNeill, ex presidente de Tesla: "No quiero una reducción de impuestos a costa de trastornos sociales". Dentro de la comunidad tecnológica se incrementan las voces que se distancian ante los recortes planeados en los programas sociales.
Der Zerfall der Allianz könnte personelle Konsequenzen nach sich ziehen. Mit Jared Isaacman wurde bereits ein enger Musk-Vertrauter von der geplanten Nasa-Leitung abgezogen – laut Insidern nur der Auftakt eines „Purgings“. Auch David Sacks (Krypto- und KI-Beauftragter), Sriram Krishnan (Berater) und Ex-Morgan-Stanley-Banker Michael Grimes (Handelsministerium) sollen unter Beobachtung stehen.
Sacks, anteriormente omnipresente en las redes sociales y co-moderador del podcast “All-In” cercano a Trump, ha guardado silencio desde la ruptura. Su futuro, al igual que el de muchos funcionarios gubernamentales cercanos a la tecnología, es incierto.
Ahora Silicon Valley busca la respuesta a una pregunta central: ¿Se puede reparar la relación o se necesita una nueva arquitectura de poder más allá del eje Musk-Trump?