El gigante británico de la moda rápida Boohoo ha rechazado la demanda de Mike Ashley, el propietario del Frasers Group, para ser nombrado director ejecutivo. La empresa enfatizó la importancia de mantener su posición comercial y obtener garantías de gobernanza adecuadas antes de que tal nombramiento pudiera llevarse a cabo. Frasers Group posee alrededor del 27 por ciento de Boohoo y, además, un 23,6 por ciento del competidor Asos, lo que llevó a Boohoo a actuar con cautela.
„Antes de poder realizar un nombramiento, se requieren medidas de gobernanza adecuadas para proteger la posición comercial de Boohoo y los intereses de otros accionistas“, declaró un portavoz de Boohoo. Hasta ahora, Frasers no ha proporcionado tales garantías, por lo que Boohoo espera una decisión dentro de 48 horas.
Las tensiones entre las dos empresas se intensificaron después del anuncio de Boohoo de que el CEO John Lyttle renunciaría y se llevaría a cabo una revisión estratégica de la empresa. Estas medidas podrían incluir una posible escisión de la empresa. Además, Boohoo se refinanció con una reestructuración de deuda de 222 millones de libras, lo que fue criticado por Frasers como "insuficiente e injusto". Boohoo rechazó estas acusaciones y calificó la refinanciación como necesaria y tranquilizadora para la empresa.
Desde la pandemia, Boohoo se benefició del aumento de la demanda de moda para el hogar, pero enfrentó ingresos decrecientes y costos de devolución más altos tras el levantamiento de las restricciones. El mercado reaccionó de inmediato: la acción de Boohoo cayó hasta un 20 por ciento tras conocerse la disputa con Frasers y cerró en Londres con una caída del 12,4 por ciento en 41,6 peniques.