Die Aktionäre der Commerzbank haben sich neu positioniert – nicht gegen das eigene Management, sondern gegen Andrea Orcel. Der UniCredit-Chef hatte im Herbst überraschend einen erheblichen Anteil an der traditionsreichen deutschen Bank aufgebaut und damit eine Übernahmespekulation ausgelöst, die Führung und Politik gleichermaßen auf dem falschen Fuß erwischte. Nun zeigt sich: Orcels Angriff hat eine Gegenbewegung ausgelöst – mit Bettina Orlopp als Architektin der Verteidigung.
Auf der Hauptversammlung in Wiesbaden applaudierten Mitarbeiter in „Mein Herz schlägt gelb“-T-Shirts – eine Szene, die vor wenigen Jahren undenkbar gewesen wäre. Lange Zeit stand die Commerzbank sinnbildlich für gescheiterte Restrukturierungen, den Abstieg aus dem DAX, den Druck der Bundesregierung und lähmende Gewerkschaftskonflikte. Jetzt herrscht Aufbruchsstimmung.
Denn seit Orlopps Amtsantritt im September – kurz nach Orcels Einstieg – hat sich nicht nur der Ton geändert, sondern auch die Bilanz. Die frühere Finanzchefin setzte auf Ergebnissteigerung, schlankere Strukturen und eine attraktive Dividendenpolitik. Die Botschaft war klar: Statt öffentlicher Auseinandersetzungen mit UniCredit sollten Fundamentaldaten überzeugen.
Y eso hicieron. El precio de las acciones de Commerzbank se ha duplicado desde septiembre, superando el aumento en UniCredit. El rendimiento total de los últimos cinco años es superior al 800 %, como destacó la gerente de inversiones de Union, Alexandra Annecke. "Es un rendimiento excepcional", dijo ella, recordando así su crítica anterior al banco.
Para Orcel, la transacción deseada se vuelve cada vez menos atractiva. Aunque UniCredit se beneficia financieramente del aumento del precio de las acciones, el acuerdo pierde atractivo. Orcel mismo dijo en marzo que debía poder comprender la valoración antes de decidir sobre una oferta.
Durante mucho tiempo, Commerzbank estuvo estructuralmente debilitado: la sequía de intereses, las redes de sucursales obsoletas, la intervención política y los cambios de liderazgo paralizantes determinaban la agenda. La salida del DAX en 2018 fue un punto bajo simbólico. Solo con el cambio de los tipos de interés después de la pandemia se movió el balance, y con Orlopp también la estrategia.
Sin embargo: Los riesgos no están descartados. La desaceleración de los mercados de exportación, las tensiones geopolíticas agravadas y un efecto retrasado del programa de inversión estatal afectan al banco. La rentabilidad se mantiene en el tercio inferior de los parámetros comparativos europeos y la relación precio-valor en libros indica un escepticismo persistente.
Pero en el escenario de Wiesbaden predominó el optimismo. Pocos días antes de la junta general, el comité de empresa había aceptado más recortes de personal, una señal de unidad interna. Incluso críticos de larga data como Klaus Nieding de la asociación de protección de inversores DSW respaldaron a Orlopp de manera demostrativa: "¡Sigan así!".
