El CEO de UBS, Sergio Ermotti, ganó el año pasado 14,9 millones de francos suizos (16,8 millones de dólares estadounidenses), manteniéndose como el banquero mejor pagado de Europa. La divulgación de su compensación se produce en un momento en que la remuneración de los banqueros de alto nivel en Suiza está ganando atención política.
La remuneración de Ermotti fue ligeramente superior a los 14,4 millones de francos del año 2023 que recibió por nueve meses de trabajo, pero distribuidos a lo largo de todo el año. Con ello, ganó más que sus colegas europeos: el jefe de HSBC Georges Elhedery recibió el equivalente a unos 5,4 millones de libras, el CEO del Deutsche Bank Christian Sewing 9,75 millones de euros, la presidenta de Santander Ana Botín 13,8 millones de euros y el CEO de UniCredit Andrea Orcel 13,2 millones de euros.
Al mismo tiempo, Ermotti gana significativamente menos que sus colegas estadounidenses: el CEO de JPMorgan, Jamie Dimon, recibió en 2024 su mayor compensación hasta ahora, 39 millones de dólares, mientras que el jefe de Morgan Stanley, Ted Pick, fue compensado con 34 millones de dólares. También en Suiza hay directivos con compensaciones más altas: el CEO de Novartis, Vasant Narasimhan, recibió el año pasado 19,2 millones de francos.
La publicación del informe anual de UBS coincide con un período de debates políticos sobre los salarios de los gestores. La cámara del Senado suizo se pronunció la semana pasada a favor de un límite máximo de 5 millones de francos para los banqueros. Sin embargo, el proyecto de ley aún debe ser aprobado por el Consejo Nacional y el poder ejecutivo. El trasfondo es la adquisición de emergencia de Credit Suisse por UBS en 2023, respaldada por el estado, que ha aumentado la presión social sobre la regulación bancaria.
Al mismo tiempo, UBS se ve presionada por la reforma bancaria en curso en Suiza. El gobierno planea un endurecimiento de las reglas de "demasiado grande para quebrar", lo que podría significar un aumento significativo en los requisitos de capital para UBS.
Ermotti y el presidente del consejo de administración, Colm Kelleher, criticaron en una carta a los accionistas el "debate público desinformado" en Suiza. Exigencias de capital demasiado altas pondrían en peligro la competitividad de la plaza financiera suiza y "aumentarían los costos de financiamiento para empresas y propietarios de viviendas". Al mismo tiempo, destacaron su disposición al diálogo para encontrar una "solución razonable".
