En Londres, los primeros usuarios comienzan esta semana a escanear sus ojos con esferas plateadas, no por razones médicas, sino para la verificación de identidad digital. El enfoque de Worldcoin, apoyado por Sam Altman, cofundador de OpenAI, afirma "confirmar la humanidad" y ahora está disponible oficialmente en el Reino Unido.
El proyecto, desarrollado por la empresa cercana a Altman Tools for Humanity, se basa en una autenticación biométrica a través de un escaneo de iris. De este se genera una llamada "World ID", que pretende proporcionar acceso a servicios en línea a los usuarios, desde cuentas bancarias hasta plataformas de citas. También los Worldcoins, su propia criptomoneda, son parte del ecosistema.
La expansión al mercado británico sigue al lanzamiento en EE. UU. en abril. Según Adrian Ludwig, arquitecto jefe en Tools for Humanity, el Reino Unido es especialmente adecuado: "Afín a la tecnología, altamente digitalizado, y más del 75 por ciento de la población experimenta los efectos de la IA diariamente". Worldcoin quiere abrir sus propias ubicaciones en Londres con el lanzamiento para aumentar el alcance.
Die strategische Logik dahinter ist eindeutig. Weltweit wächst der Anteil KI-generierter Inhalte rasant – das Unternehmen geht davon aus, dass innerhalb von zwei Jahren bis zu 90 Prozent der Inhalte maschinell erstellt werden. In vielen Fällen sei eine Unterscheidung zwischen Mensch und Maschine online schon heute kaum noch möglich.
Worldcoin se ofrece como solución para diversos desafíos: prevención del fraude de identidad en bancos, aseguramiento de perfiles humanos en plataformas de citas o protección contra compras automatizadas de boletos por parte de bots. Al mismo tiempo, la empresa admite no generar ingresos todavía, pero evalúa fuentes de ingreso como regalías de socios, entre ellos Match Group, operador de Tinder.
Sin embargo, el proyecto enfrenta resistencia en Europa. Las autoridades de protección de datos, como en España, Portugal y Baviera, están investigando el manejo de los datos biométricos. La crítica se enciende no solo por la ironía: la necesidad de tales sistemas también resulta del avance en IA impulsado por el mismo Altman.
A estas preocupaciones, la empresa responde con cambios técnicos. Según Ludwig, los datos escaneados permanecen en el dispositivo del usuario. No se guarda nada, no se realiza ninguna transferencia a servidores centrales. "Es como una verificación de edad en el bar", compara él, solo que esta vez el documento de identidad es reemplazado por el propio ojo.