En medio del cambio estratégico hacia la propia competencia en semiconductores, los conglomerados tecnológicos chinos enfrentan un nuevo golpe desde EE.UU.: El Bureau of Industry and Security prohíbe a empresas estadounidenses como Synopsys y Cadence la entrega futura de software de Automatización de Diseño Electrónico (EDA) a clientes chinos. Xiaomi se ve particularmente afectado. El fabricante de smartphones presentó en mayo su procesador XRING O1 desarrollado por ellos mismos, basado en tecnología de 3 nanómetros, fabricado en TSMC en Taiwán, con soporte de software estadounidense.
Este apoyo se eliminará en el futuro. Si bien las licencias existentes pueden seguir utilizándose, las actualizaciones importantes y el soporte técnico, de los cuales dependen los socios de fabricación como TSMC, se denegarán a los desarrolladores chinos en el futuro. Esto amenaza con retrasos o incluso paradas de producción en generaciones futuras de chips altamente complejos.
También Lenovo y Bitmain, que al igual que Xiaomi dependen del software estadounidense y de TSMC como fabricante por contrato, están bajo presión. Para Huawei, que ya ha estado bajo sanciones estadounidenses desde 2019, los efectos son menores: La empresa ha invertido anticipadamente en herramientas de diseño propias y apoya a proveedores locales como Empyrean Technology en el establecimiento de una infraestructura EDA alternativa.
Empyrean y competidores como Primarius Technologies y Semitronix se benefician directamente de las nuevas regulaciones de EE. UU.: sus precios de acciones aumentaron significativamente tras el anuncio de la medida. Sin embargo, sus productos solo son adecuados para diseños menos exigentes a partir de la fabricación de 7nm.
Agitación: En partes de la industria se lleva tiempo trabajando con copias ilegales de software estadounidense. "Muchos desarrolladores chinos llevan años utilizando versiones pirateadas de Synopsys o Cadence", dice un analista. Es probable que la nueva prohibición intensifique esta tendencia y, al mismo tiempo, aumente la presión sobre las empresas emergentes chinas para que se cambien completamente a proveedores locales o recurran a fuentes dudosas.
TSMC ya está impedida por las reglas de EE. UU. de fabricar procesadores avanzados de IA para clientes chinos. Hasta ahora, los chips de consumo estaban exentos de esto. Las nuevas medidas ahora van más allá, no hacia las fábricas, sino hacia el diseño previo. Esto podría frenar a corto plazo las ambiciones de China para la autosuficiencia tecnológica, pero a largo plazo acelerar el ritmo en el desarrollo de un ecosistema propio de software.